lunes, 5 de abril de 2010

LA MADRE DEL POLÍTICO

Fecha de Publicación:
Acapulco de Juárez, Gro. Méx. A 5 de Abril de 2010

Publicado por el corresponsal de LEMA Universitario:
Emilio Nahín Rojas Madero
“Mi vida por una mejor Nación”




La madre del Político



El siguiente escrito lo realice en base al proceso electoral universitario, que para muchos expertos es considerado como una elección de juguete; sin embargo, la información recabada puede ser de gran ayuda para futuras generaciones, para bien o para mal, tanto para formar mejores políticos como para empeorar a su progenitora y no precisamente me refiero a la madre consanguínea. Tal vez me gane algunos malos calificativos como se los gano Nicolás Maquiavelo, pero alguien tiene que hacer camino para que otro nos lleve al final. Todo el mundo asegura que cuando una persona llega al poder, tiende a cambiar con el pueblo. Mas sin embargo, no es el poder en sí el que lo transforma, mucho menos el dinero o la fama; lo que transforma a los hombres justos, no es otra cosa que la traición. Por tu nobleza humana, donde quiera que te paras y a donde quiera que vas, quieres ayudar a todo mundo, apoyándolo tanto económica como moralmente para hacer que cesen sus lagrimas. Lamentablemente, aquellos a quienes les brindas la mano, te traicionan, te dan la espalda y hasta contribuyen para hundirte más.


Lo mismo pasa con un noble principiante en política; sabe que para ganarse el afecto de la ciudadanía no queda otra que trabajar, gestionar e invertirle tiempo, esfuerzo y dinero. Colonias enteras lo buscan a uno para que le solucionen sus problemas de alumbrado público, pavimentación, reducción en las cuotas de los recibos de agua, drenaje entre otras necesidades. Lamentablemente cuando el gestor público necesita de la ayuda de todos a los que ayudo, estos siempre están ocupados, para él nunca tienen tiempo; mas sin embargo, como pueblo no decíamos lo mismo del político cuando estaba resolviéndonos nuestro problema. Por tal motivo, durante las campañas, estos hombres nos cargan detrás, con promesas de que muy pronto se solucionara nuestra necesidad y es que saben que si lo resuelven antes de que la gente vote por ellos, ésta le paga no votando por él. Lo malo de los compañeros contendientes, candidatos y políticos es que después de ganar, se les olvida el compromiso de ayudar, que hicieron con todas las personas a las que cargaron detrás como simples borregos. No es que defienda al político, pero lamentablemente así lo hemos ido educando como pueblo que somos.


Algunos dirán “¡Pero es que ése es su trabajo! ¡Él quiso participar en el ámbito político y esos son los resultado!” Hasta cierto punto, como pueblo somos malagradecidos. Estamos mal acostumbrados; queremos que nos ayuden en nuestros problemas, que otra persona de las vueltas que se tengan que dar por nosotros, que otras personas pongan el dinero de sus bolsillos para los movimientos pertinentes y todavía queremos que nos lleven el servicio o documento de aprobación a la puerta de nuestro hogar o de lo contrario, recriminamos con esa clásica frase,-“¡Si me vas a hacer el favor, házmelo bien; sino mejor no me hagas nada!”– O la otra –“¡Qué tonto, no me pudo hacer este sencillo tramite!”–, eso mina la paciencia. Ante ello, no me queda otra cosa que decir que “los hombres buenos mueren cuando les traicionan los malos pueblos”. Allí tenemos el ejemplo de Martin Luther King, Mahatma Gandhi, Ernesto “Che” Guevara, Emiliano Zapata entre otros, que cuando lograron el objetivo, el pueblo se fue a dormir o los entregaron para su ejecución; hombres considerados como fenómenos por algunos filósofos, ya que consideran que la tierra es para los corruptos y que éstos no encajan en este circulo de conducta social, por lo tanto son personas atípicas.


Pero ¿Por qué razón el pueblo traiciona a los buenos hombres? Entra aquí la teoría del “Sujeto Vs Objeto”, con otras palabras, “La guerra machismo-feminista” en todas las relaciones sentimentales siempre existe un dominante y un dominado, el primero es analista y el segundo se entrega, uno ama menos y el otro ama demasiado. En el primero existe la necesidad de supremacía sobre el otro y su mejor arma es el desprecio, en cambio el dominado, es aquel que le encanta sufrir, que es feliz siendo humillado; para él, no hay amor si no hay dolor y si no encuentra este elemento en su noviazgo, se aleja inmediatamente en busca de eso que le hace falta para sentirse completo. Si lo trasladamos a la conducta del pueblo, diríamos que Nicolás Maquiavelo no se equivoco cuando dijo que para que un príncipe conservara el poder, tenia que hacerse temer, por que un príncipe de paz, solo provoca vergüenza, pues no se luce como portentoso ante los demás imperios mas que como un simple afeminado, un cobarde. Así pues, cuando sube un enfermo al autobús; como pueblo, nos llevamos la mano al bolsillo, buscando la moneda de menor valor, mientras que cuando se trata de un drogadicto y mal encarado, no titubeamos en darle la moneda de mayor valor, con la finalidad de evitar que nos lastime y nos de un mal golpe.


Tal vez esa educación de “No opines, no pienses y no actúes hasta que te lo pida” con la que nos educaron desde tiempos inmemorables y que se sigue impartiendo en el seno familiar. Y promovida de alguna manera a través del Estado o gobierno, sea la culpable de nuestra apatía provocadora de una actitud traidora hacia nuestros buenos hombres, ya que si hacíamos lo contrario, éramos castigados y se nos mostraban ejemplos como: La cabeza de Miguel Hidalgo y Costilla por revelarse en contra del sistema, similar al cercenamiento que ejercen los cárteles en la actualidad para perpetuarse en la impunidad. Es por ello que en los procesos electorales, la gran muchedumbre se vuelca a favor del candidato tirano, el Barrabas bíblico, porque tienen miedo de que éste los busque para hacerles daño y en cambio, el candidato bueno, por su nobleza, estamos seguros de que nos perdonara, que no nos hará daño y terminamos dándoles la espalda. Al final, este tipo de “romances” terminan en dos vertientes, el primero no es otro que el sometimiento eterno del objeto por el sujeto, hasta la extinción de uno o de ambos; mientras que el segundo escenario presenta el enfado de los dos personajes, el sujeto se aburre de controlar y el objeto se harta de sufrir llevando la relación al rompimiento. Tal vez sea ésta la razón por la que nuestros emperadores aplican el genocidio sobre su pueblo y el pueblo termina por declararle la guerra a su Rey, generándose las tan famosas guerras civiles que no dejan más que dolor.


¿Por qué razón nuestro presidente deja en su gobierno a los mismos corruptos de siempre y sin importar que los colores partidistas en el poder sean distintos? La respuesta es obvia, mientras que el pueblo apático, grita un -“estamos contigo”- pero se va a dormir, los corruptos participan en la política, mueven a las masas o le invierten grandes sumas de dinero a las campañas. Si tu fueras el candidato, ¿A quién protegerías? ¡A un pueblo pasivo o a un corrupto activo! Si aun y con todos estos argumentos, no me creen, ¿Por qué razón hace mas de 2000 años como pueblo, crucificamos a un hombre que dio de beber al sediento, que sano a los enfermos y resucito a los muertos? ¿Por qué el pueblo pidió la libertad de Barrabas y la muerte de Jesús el Cristo? No todos los hombres que se dedican a la política o a la lucha social, tienen la paciencia del “Che” Guevara o el corazón del Hijo de Dios. Muchos terminan por darle la espalda a su madre (El pueblo) y prefieren preocuparse por sus propios intereses, enriqueciéndose de estos y de su representatividad social; puesto que saben que de seguir adelante, con su terquedad y ante una mamá que los deja ir solos por el mundo, lo único que encontraran es la muerte, la crucifixión, por eso mueren las luchas sociales. Para ti pueblo, te aconsejo que participes, que apoyes a tus hijos o ellos seguirán recriminándote tu apatía y tu traición. Y tú individuo, ¿De qué lado te gustaría estar? ¡Entre aquellos a los que el pueblo crucifica! O ¡Entre aquellos que crucifican al pueblo! Corrijamos el camino… Hombre, si tomas el buen camino, te felicito; no es nada fácil, solo ten paciencia y nunca esperes aplausos.

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romaen73@hotmail.com

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